Siempre antes de generar cualquier materia u objeto, se necesita de un previo programa que ordene el proceso de creación de éste, es por esto que para la construcción de una vivienda, se necesita como punto de partida un programa de referencia para ésta, el cual consta de las necesidades básicas de la familia y que debe satisfacer la vivienda como: dormitorios, baños, comedores entre otros, dependiendo de las singularidades cada persona y familia.
Por otro lado, para la realización de los edificios, se necesita de la repetición de estos programas por cada piso, salón, oficina o departamento, y que muchas veces se repite hacia arriba, logrando generar grandes y altos sectores de vivienda, creando imponentes obras arquitectónicas y que conviven normalmente con la sociedad, además este ascenso de programas, genera también una multiplicidad de funciones en un mismo edificio, es decir, en una única estructura se mezclan sectores comerciales, oficinas y sucursales, viviendas, etc. Por esta misma razón, un buen programa de creación, ayuda a que la forma y estética de los edificios esté relacionada a su o sus funciones concretas y no que el programa dependa de la estructura de determinado edificio.
A través de esta correcta y exacta organización, nacen los edificios híbridos, los cuales son la superposición de varias estructuras ascendentes, generando a través de la unión de éstos, un solo y completo elemento, que además, tiene distintas funciones para satisfacer a la sociedad. Un ejemplo de estos híbridos elementos, es este edificio del centro de la capital de Argentina, Buenos Aires.
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